¿Qué mamá no vive buscando alternativas para alimentar a su familia de una manera económica y saludable? ¿Cuántas veces no hemos recorrido las interminables góndolas del supermercado pensando qué haré de comer esta noche o qué compro para variar la merienda de mi hijo?  Al igual que muchas de ustedes, me he cuestionado si los alimentos que les estoy proveyendo a mis hijos son los de la mejor calidad y libres de químicos.

Para contestar estas preguntas me encanta recorrer el Internet en búsqueda de páginas informativas que provean recetas variadas y datos nutricionales. Como punto de partida recomiendo que todas estén al día con la pirámide alimenticia www.mypyramid.org (se puede leer en español).  La misma nos ayudará a organizar el menú familiar de una manera educada. Otras páginas de internet de interés lo son:  www.kidshealth.org,  www.letsmove.govwww.fundaciondiabetes.org. Agraciadamente existe muchísima información útil en la red. Te exhorto a que analices y profundices en cuanto a la nutrición de tus hijos.

Los mercados orgánicos o ecológicos son medios excelentes para conseguir productos frescos, libres de pesticidas y variados. En Puerto Rico tenemos un movimiento muy interesante. Aquí te presento los más conocidos.

  1. Mercado Orgánico de la Placita Roosevelt en Hato Rey: Abierto los primeros y tercer domingos del mes. 
  2. Mercado Agrícola Natural en el pasillo frente al Tablao de Paulette de Ballajá en Viejo San Juan: Abierto todos los sábados.
  3. Mercado Agrícola Orgánico de Caguas: Abierto los segundos y cuartos domingos de cada mes.
  4. Mercado Agro-Ecológico de Rincón (MAERI): Abierto los primeros y terceros domingos del mes en la plaza del pueblo de Rincón.
  5. Peace Market en la Calle Loiza, esq. Taft, Condado: Abierto todos los domingos.

Exhorto a nuestras lectoras que sean nutricionistas, doctoras, entrenadoras, chefs, maestras y demás campos relacionados a la salud física que nos escriban y compartan sus consejos, experiencias y demás datos para así lograr un Puerto Rico más sano. Tomemos las riendas de la salud de nuestros hijos y familias en nuestras manos. No dejemos que otros decidan qué le debemos servir a nuestros seres queridos.  Recuerda que somos lo que comemos.