Por Brenda Reyes Tomassini – Hace casi 15 años, cuando nació Paola mi hija mayor, la lactancia era un tema no muy discutido.  Increíble pero cierto, no existían la gran cantidad de grupos de apoyo que hay hoy día.  Aunque yo conocía de los beneficios enormes que provee la lactancia al bebé y la mama, me vi desalentada a hacerlo luego de los primeros dos meses.  Una de las principales razones por la cual dejé de lactar a mi chica fue lo difícil que era esto cuando salía con ella.  Entre el coche, el bulto y todo lo que había que cargar salir era una aventura.  A esto había que sumarle buscar un sitio para lactarla.  Ciertamente era más sencillo sacar una botella y quedarme en casa.   La situación ha ido cambiando gracias a la lucha que muchas madres han llevado a foros como la Legislatura y los medios de comunicación. Esto ha resultado en una mayor conciencia sobre el tema y espacios en lugares públicos y privados destinados al uso de madres lactantes .  Sin embargo todavía puede ser un poco difícil encontrar un espacio en dónde sentarnos con nuestro pequeño a hacerlo.

Cuando a mi amiga y compañera de trabajo Jennifer, quien reside en Nueva York, le hicieron un “baby shower” a fines del año pasado,  yo envié mi regalo.  Pensé que como Jennifer ama las actividades al aire libre, ir a la playa y  de tiendas le agradaría algo con lo que pudiese incorporar la lactancia y cargar a su bebé.  Por esta razón, le pedí a Giselle Balaguer de Bebé Kanguro un cargador hecho en algodón de hilo. Giselle, una colega del campo ambiental tomó inspiración para estos cargadores mucho antes de ser madre.  Durante un viaje que realizó vio como las indígenas de Perú cargaban a sus chiquitines mientras realizaban todo tipo de faena y diligencia e inclusive los lactaban.  Años más tarde, cuando nace su unigénita, se da a la tarea de revivir la idea.  Cuando la gente en la calle le comenzó a preguntar por este singular cargador nació su negocio.  Bebé Kanguro es una excelente alternativa para aquellos padres que desean salir con su bebé y de paso poder continuar con su rutina diaria como la siesta y lactar.

En Puerto Rico algunos centros de trabajo y comercios cuentan con salones especializados para lactancia.  Por ejemplo Plaza Las Américas y Premium Outlets en Barceloneta cuentan con lugares para madres que lactan. Con mi hija Patricia-que tiene 7 años- la cosa resulto un poco mas fácil. Quizás la combinación de madre experimentada junto con una sociedad mas abierta al tema de la lactancia en general fueron de gran ayuda a  la hora de lactar a mi bebe.  Encontré lugares como Doral Bank de Plaza Guaynabo, la óptica de Wal-Mart Bayamón, e inclusive la iglesia en donde gentilmente me ofrecieron un salón para lactarla.

Lactar no tiene que ser sinónimo de quedarnos en casa. Hay muchísimas opciones para integrar a nuestros hijos más pequeños a nuestros paseos y salidas.  Así sea que llevemos el baúl lleno de tereques lo importante es que todos la pasemos bien.