Esta semana les traemos la primera parte del recorrido por Punta Guaniquilla que hizo nuestra bloguera invitada Pamy Rojas. No se pierdan la segunda parte la próxima semana.

Coordenadas: 18°2’17.88″, 67° 12’19.8″

– ¿A dónde van ustedes de vacaciones? –esa fue la pregunta que me hizo una amiga estadounidense cuando vino de visita a Puerto Rico. Antes de que yo le pudiera contestar, me comentó: ¡Es que ustedes viven en un paraíso! En nuestra Isla contamos con muchísimos tesoros naturales como El Yunque, la zona del carso, el Bosque Seco de Guánica y el Monte del Estado, por mencionar solo algunos.  No obstante, Punta Guaniquilla en Cabo Rojo, además de ser único en el archipiélago de Puerto Rico, es un espacio totalmente transformador.

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El paisaje de este lugar es único en Puerto Rico. Foto: Alejandro Rodz. Rojas

EMOCIONES ENCONTRADAS

La experiencia que viví en nuestro recorrido con la organización Para la Naturaleza por la Reserva Natural Punta Guaniquilla fue reveladora en muchos sentidos, curiosamente opuestos unos de otros. Por un lado, aumentó mi orgullo patrio al tener el privilegio de vivir en una Isla donde existen lugares tan exuberantes como este.  Por otro lado, la vergüenza ajena me inundó de coraje ante la falta de pertenencia y respeto que todavía existe, de parte de algunas personas, hacia estos tesoros.

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El intérprete consigue que los visitantes del lugar le encuentren sentido a lo que observan y de alguna manera desarrollen un apego hacia el entorno, logrando así, que más personas se interesen por la protección de la naturaleza. Foto: Pamy Rojas

INTÉRPRETE NECESARIO

Una de las claves para que este recorrido se convirtiera en algo más que una excursión fue quienes nos llevaron a través de LA EXPERIENCIA.  Los intérpretes de Para la Naturaleza son más que guías, fueron los encargados de expresarnos la realidad de una manera personal. Ray, José y Sandra nos llevaron a sumergirnos en este entorno natural, hasta el punto que yo salí de allí venerando cada momento vivido. En varios sitios nos deteníamos a observar, aprender y entender el por qué y el cómo este lugar se relaciona a cada uno de nosotros, no solo como seres humanos, sino como puertorriqueños.

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Las ruinas están localizadas cerca de la entrada de la reserva. Foto: Pamy Rojas

DIENTE DE PERRO

LA EXPERIENCIA comienza en las ruinas de la Hacienda la Romana; localizadas cerca de la entrada de la reserva. Allí nos repartieron agua y meriendas para el recorrido y los cascos con luces que utilizaríamos para entrar a la cueva.

Desde las ruinas se veía el paisaje espectacular de las piedras con formaciones llamadas diente de perro.  Ray nos habló, con aquella maravilla de fondo, sobre piratas y la conservación del lugar.  Además, nos describió brevemente, pero con vehemencia, la composición del ecosistema. Pude notar su tono de voz resonante de entusiasmo cuando abundó sobre la flora y fauna. Al detallar que la reserva alberga ochenta y nueve especies de aves, se le escapó una sonrisa que destilaba orgullo. Al añadir que existen 389 especies de árboles y plantas, el pecho se le infló de satisfacción. Esa misma intensidad de amor por lo que hacen, nos acompañó durante todo el recorrido.

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El ecosistema de esta reserva es complejo, en un solo lugar se encuentran: bosque seco, manglares, matorral costero y el sistema de cuevas. Foto: Pamy Rojas

RUTA

Nuestro intérprete también nos explicó que el viaje sería de aproximadamente tres horas y media, gran parte bajo el sol, por eso la importancia de hidratarnos y de una gorra. La ruta es circular, o sea, llegas por un lugar y sales por otro. No obstante, el trayecto tiene más de una vereda marcada, por eso es sumamente importante que vayas con alguien que conozca los alrededores.

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En los años setenta, una compañía petrolera quería establecer una refinería en este edén. Foto: Pamy Rojas

EL PIRATA COFRESÍ

El valor de Punta Guaniquilla además de ecológico, es histórico. El área de Cabo Rojo, como en otras partes de la Isla, fue atacada por corsos, piratas y bucaneros. Se dice que el pirata Cofresí utilizaba Punta Guaniquilla como refugio. Una de las cuevas que visitamos en la reserva se le dio el nombre de este pirata.

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Para el siglo XIX, la Hacienda la Romana se dedicaba al cultivo de la caña de azúcar y también a la ganadería. Foto: Alejandro Rodz. Rojas

LA REFINERÍA EN UN EDÉN

Para abundar en la historia del lugar, Ray nos comentó que en los años setenta, una compañía petrolera quería establecer una refinería en este edén. Sí, esto hubiese sido un pecado. Sin embargo, el Departamento de Recursos Naturales y el Fideicomiso de Conservación, a través de un acuerdo de co-manejo, adquirieron los terrenos para su conservación. Posteriormente, el Fideicomiso y su división de manejo de reservas, Para la Naturaleza, adquirieron la totalidad del espacio para conservarlos a perpetuidad.  Actualmente son cuatrocientas ochenta y siete cuerdas destinadas a la preservación.

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Ray nos mostró pedazos de sílex que encontró en el suelo. Los taínos usaban este tipo de piedra para puntas de flecha. Foto: Pamy Rojas

HOTEL CINCO ESTRELLAS

Luego de que los intérpretes compartieran con nosotros la información básica del lugar, nos dispusimos a adentrarnos a este entorno exclusivo. José, otro de los experimentados intérpretes, nos había comentado, cuando estábamos en el área de las ruinas, que la reserva es como un hotel cinco estrellas para las aves. Al entrar a este paraíso pude constatar la riqueza natural que lo convierte, no solo en un espacio de lujo para los pájaros, sino también para los fotógrafos y quienes practican la observación de aves. Nos adentramos entonces a un bosque seco sub tropical.

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El pitirre es un ave sumamente territorial, también se le reconoce por su canto mañanero. Foto: Pamy Rojas

SEÑAL DE HUÍDA

Caminábamos por una vereda rodeada de arbustos y árboles. Ray iba primero y se detuvo de repente: –¿Escuchan ese sonido hueco? –nos preguntó. Era una resonancia profunda, como la de un sapo. – Ese es el garrapatero – Ray explicó que el judío, como también le llaman a esta ave, hace ese sonido para anunciar que alguien se aproxima. Luego, escuchamos la señal de huída; el chirrido parece literalmente una alarma, pero un poco más suave.

https://www.youtube.com/watch?v=mEm9BjL1Vpo&feature=youtu.be

COMO BUEN PUERTORRIQUEÑO

En este hotel cinco estrellas también pudimos escuchar a la reinita mariposera, a la tórtola cardosantera, el pitirre y, por supuesto, a nuestro querido San Pedrito.  Como buen puertorriqueño, esta especie es muy familiar. No solo la madre alimenta la cría, sino al padre y los hermanos también. Al turpial lo pudimos escuchar y hasta observar, estaba posando en uno de los árboles cerca de la vereda. Casi al final del recorrido tuve la oportunidad de fotografiar a un pitirre. También vimos incontables mariposas, unas blancas y otras amarillas, que huían revoltosas del lente de mi cámara. El pitirre fue más fácil de fotografiar.

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Las mariposas son importante para el ecosistema y la polinización. Foto: Pamy Rojas

PRINGAMOSA Y PICA PICA

Otra de las muchas razones por la que hay que visitar este lugar con un intérprete es por la variedad de vegetación peligrosa. Por ejemplo, el arbusto llamado chicharrón, se debe evitar rozarlo, ya que tiene un ácido que come la piel.  Ray también nos advirtió de la pringamosa y del pica pica. Mi abuelo vivía en un campo de Vega Baja, recuerdo la sensación desesperante que se impregna en la piel luego de tocar la pringamosa. Sin embargo, lo más peligroso, hasta el punto de ser mortal, es el árbol de manzanillo. Lo encontramos casi al finalizar nuestro recorrido, cerca del bosque del manglar.

https://www.youtube.com/watch?v=i7RTpiubYaQ&feature=youtu.be

MOSAICO DE ECOSISTEMAS

A medida que caminábamos, Ray nos hacía notar cómo pasábamos de un ecosistema a otro: del bosque seco subtropical, a un manglar, al sistema de cuevas, luego a la laguna. Pasamos de ver el árbol de guamá y a solo pasos encontramos el mangle negro.

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Al salir del bosque seco, como había llovido recientemente, nuestra botas cargaban una gran cantidad de fango. Foto: Alejandro Rodz. Rojas

CUATRO TIPOS DE MANGLE

En el espacio del manglar se observan los cuatro tipos de árboles: el mangle botón, que se encuentra en la parte más alta del manglar; después está el blanco, que tiene dos pequeñas glándulas anaranjadas o rojizas en la base de la hoja; le sigue el negro, que se caracteriza por los neumatóforos (raíces para intercambiar gases); y finalmente, el mangle rojo, que es el más cercano al agua.

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Un cangrejo hermitaño pasó frente a nosotros y Ray aprovechó para explicarnos la importancia de dejar el caracol vacío para que otro cobito lo encuentre. Foto: Pamy Rojas

CALDO DE POLLO

Al pasar por el área rocosa pudimos observar grietas en las piedras causadas por cambios de climas abruptos; demasiado calor. Luego de subir y bajar algunas piedras, llegamos a un espacio de sombra muy fresco y acogedor. Allí observamos una flora más amistosa: el árbol de úcar, el almácigo y otras plantas que crecen sobre las rocas, como el anturio nativo.

Ray nos contó sobre un caballero que asistió al recorrido y le dijo que cuando él era pequeño su madre cocinaba caldo de pollo con la corteza de este árbol. El hombre pensaba que verdaderamente tomaba caldo de pollo, hasta que descubrió que era madera lo que su mamá le echaba al agua. En la década de los cuarenta, el almácigo se usaba para alimentar a muchas familias puertorriqueñas.

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 La corteza del almácigo tiene todos los nutrientes para sostener al ser humano. Foto: Pamy Rojas

SIN LUZ NO ENCUENTRAS LA SALIDA

Otra de las razones por las cuales es necesario ir acompañado por un intérprete, en este recorrido, es por la seguridad que se debe observar en las cuevas. Los guías de Para la Naturaleza están adiestrados en rescate de cuevas y en primeros auxilios. Cuando nosotros entramos a la cueva del pirata Cofresí, Ray y José nos llevaron adentro y Sandra se quedó afuera, como medida de seguridad. Si hay una emergencia, la persona que se queda afuera puede responder más rápidamente y buscar ayuda.

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Los habitantes de esta cueva: murciélagos pescadores, guabá, grillos y la boa puertorriqueña. Foto: Pamy Rojas

SEGURIDAD EN LA CUEVA

Al explorar este tipo de ecosistema es necesario que cada persona lleve un casco con luz; el personal de la organización lo proporciona y está preparado para cualquier eventualidad. Solo imagina que vayas con una linterna y te quedes sin baterías allá adentro, sin luz no hay forma de que puedas encontrar la salida. De igual manera, aunque tengas iluminación, si no conoces el lugar, te puedes perder fácilmente.

https://www.youtube.com/watch?v=tfUX1rTTKcI&feature=youtu.be

COMO EN OTRO PLANETA

Salimos de la cueva rumbo a un oasis. Silencio. Quietud. Paz. Estaba tan ensimismada en el paisaje que no podía avanzar. Petrificada, pero no de terror. Sentí como si llegara a la Luna; como bien dijo Ray: el paisaje es como de otro planeta. Las rocas son cómplices del agua, se levantan sobre el líquido como si flotaran. El cielo claro de fondo le otorga esa sensación de tridimensionalidad a las montañas de piedra, que parece que de un momento a otro cobrarán vida. La viuda camina elegante sobre el agua y no levanta el vuelo hasta que termina de comer.

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Además del ave la viuda, por esta área también rondan diferentes especies de patos como el zarcel, el quijada colorada, el chorizo y la chiriría; este último es endémico del Caribe y está en peligro de extinción. Foto: Pamy Rojas

UN MINUTO DE SILENCIO

Durante este recorrido Ray nos invitó a llevar a cabo varios ejercicios. Los más que me impactaron fueron: el que hicimos en este espacio y el que practicamos al final del recorrido con un árbol de almácigo.

En el área de la laguna y sentados sobre las rocas, nuestro ahora amigo, Ray nos invitó a sentarnos con los ojos cerrados y guardar silencio por un minuto. Fue maravilloso tener la oportunidad en ese momento de dar gracias por vivir LA EXPERIENCIA y pedir comprensión para aquellos que todavía no pueden entender el valor de un lugar como este. Fue trascendental poder meditar sobre la relevancia del almácigo, de la mariposa, del mangle y del ecosistema completo, no solo para la naturaleza, sino para nuestra subsistencia en el planeta.

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Por el trayecto también encontramos un árbol de avelluelo. Con un poco de agua, Ray hizo una demostración de cómo hacer jabón. Foto: Alejandro Rodz. Rojas

Pero LA EXPERIENCIA no terminaba ahí.

No se pierdan la segunda parte de este recorrido que será publicado la próxima semana.