Coordenadas: Yauco 18°02′11″N 66°50′58″O y Maricao 18°10′56″N 66°58′47″O

Solo tres días y dos noches fueron suficiente para darme cuenta que la vida del campo era mucho más de lo que yo pensaba. Salimos para Yauco un domingo, Xaimara, Alejandro y yo; íbamos a trabajar en fincas agroecológicas de Yauco y Maricao.  Sin saber, ni entender bien que significaba el término ‘agroecológico’, nos aventuramos a ser parte del grupo de voluntarios.

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El paisaje verde de la montaña con el sonido siempre presente del coquí es toda una experiencia campestre. Foto: Alejandro Rodz. Rojas

LIFE CHANGING

Jamás pensé que el hecho de haberme criado en la playa, haría de esta experiencia una totalmentelife-changing para mí, pero aun así, lo fue. Me crié rodeada de naturaleza, pero mi entorno era marino. Quizás por eso es que esta aventura agroturística fue trascendental. Por eso, iba con la mente totalmente abierta para aprender todo lo que fuera posible de esta experiencia.

Llegar desde el casco urbano de San Juan hasta lo más escondido del campo en Yauco nos tomó alrededor de dos horas. Pasamos grandes montañas y casas pequeñas, todo lo contrario a lo que se ve en el área metropolitana o al paisaje marino de mi playa en Manatí. Alrededor de las cinco y treinta de la tarde llegamos a la finca agroecológica don Luis.

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Desde la autopista Luis A. Ferré se ven las coloridas casitas de El Cerro en Yauco.  Foto: Pamy Rojas

FINCA AGROECOLÓGICA DON LUIS

Allí nos recibó el dueño de aquel entorno verde, Carlos Giovannetti, quien también nos habló sobre lo que significa el término ‘agroecológico’.  Según Carlos, este término se refiere a las distintas formas de siembra que utilizan como la base la agricultura convencional, así como lo hacían los jíbaros de nuestro país. Todo lo que se trabaje en una finca agroecológica se tiene que llevar a cabo naturalmente, sin pesticidas, ni fertilizantes químicos. Nada es dañino para el ambiente, ni para el ser humano.

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Carlos decidió empezar esta finca agro ecológica para seguir el ejemplo de su abuelo. Foto: Alejandro Rodz. Rojas

¿DÓNDE ESTÁ EL BAÑO?

Luego de conocer y compartir un rato con los otros voluntarios, me atreví a hacer la gran pregunta que me daba vueltas en la cabeza desde que llegué: ¿Dónde está el baño?  La respuesta me dió a entender que los próximos dos días serían sumamente interesantes. Había una pequeña ducha donde el agua salía extremadamente fría, allí nos bañaríamos… cerca había un balde de cinco galones con un poco de tierra, allí debíamos hacer nuestras necesidades. Luego de un año expuestos a la naturaleza, esos desechos se usarían como composta. O sea, que parte de lo que yo dejaría en Yaucosería abono para la siembra.  ¡Primer momento life-changing!

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Este cielo estrellado solo se ve en lugares con poca contaminación lumínica. Foto: Alejandro Rodz. Rojas

CIELO ESTRELLADO

Antes de que oscureciera ya el dormitorio estaba listo. Compartimos nuestra caseta de campaña con Jonathan y Kiara, nuestros primeros amigos en esta aventura agroecológica.  Con un cielo libre de contaminación lumínica, cenamos bajo las estrellas. Ver el cielo iluminado me hizo transportarme a mi niñez, cuando solía acostarme en el patio de mi casa a contar aquellos puntos de luz. Luego nos acomodamos para dormir; era importante descansar, ya que al otro día comenzaríamos a trabajar la tierra.

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La única iluminación en las noches era la luna. Foto: Alejandro Rodz. Rojas

DE MADRUGADA

Nos levantamos a las cuatro y treinta de la madrugada, como nos habían indicado.  Cuando el sol salió, nos recibió la hermosa vista de montañas a lo lejos y, entre ellas, el casco urbano de Guayanilla. Desde la altura, el monte es muy diferente a la playa; se manifiestan libremente los coquíes y grillos, la temperatura es considerablemente más baja, en contraste con mi casa, donde se aprecia el vaivén de las olas cuando chocan con las piedras.

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Compartimos nuestra caseta de campaña con otros voluntarios. Foto: Alejandro Rodz. Rojas

NECESARIO EL CAFÉ

Comenzamos la mañana con una buena taza de café del país, ya que el trabajo que se aproximaba no sería nada fácil.  Antes de empezar nuestra faenas, Carlos nos explicó sobre distintos árboles que utiliza en la finca para controlar naturalmente la cantidad de sol que reciben los diferentes cultivos. También aprendimos de las plantas aromáticas que se siembran al lado de los frutos porque sirven de repelentes naturales de hongos o plagas que puedan afectar la cosecha.

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Este recorrido me sirvió para reflexionar sobre lo que verdaderamente significa alimentarse saludablemente. Foto: Alejandro Rodz. Rojas

PA’DENTRO

Caminamos finca adentro para poder llegar al lugar donde debíamos trabajar. Nos dividimos en pequeños grupos, unos con el dueño de la finca y otros con Erick Schoenbohm, quien también tiene su propia finca; la cual visitaríamos el día siguiente. Los que nunca habíamos trabajado en la tierra, nos dividimos con personas que ya tenían experiencia en el campo de la agricultura para así poder ser lo más que eficientes posible. El grupo de Erick se encargaba de resembrar los plátanos, así fue que aprendí a diferenciar entre un plátano y un guineo. Inclusive, algunos de los voluntarios probaron el agua de plátano, algo que jamás pensé que se hacía.

Los del grupo de Carlos estabamos ‘limpiando’ yautías que ya estaban sembradas. La ‘limpieza’ de las yautías consiste en cortarle la parte superior para que puedan crecer.  También sembramos algunas semillas las cuales Gabriela Medina, agrónoma graduada del Colegio de Mayagüez, nos enseñó a pelar primero para luego poder sembrar. Aprendimos la diferencia entre una yautía y una malanga, plantas muy parecidas. La hoja de la yautía tiene forma de ‘y’, mientras que la hoja de la malanga parece formar un corazón o una ‘m’.

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El trabajo en una finca requiere de gran esfuerzo físico. Foto: Alejandro Rodz. Rojas

ESPACIO PARA SEMBRAR

Yauco es un pueblo que se caracteriza por tener café por todas partes y la finca de Carlos no fue excepción, nos enseñaron a cosechar esta planta también. Mientras trabajábamos, Carlos nos explicaba  y contaba de futuros planes para la finca.  También nos mostró un pequeño riachuelo que hay en el terreno. En este lugar aprendimos a sembrar y resembrar; esta última actividad consiste en sacar plantas que crecieron de manera silvestre del lugar donde están y sembrarlas nuevamente en un lugar donde crezcan de manera más eficiente.  También nos enseñaron a hacer bancos para la siembra, y más interesante aún, como tumbar un árbol sin utilizar ningún tipo de pesticida, ni tan siquiera cortándolo. Esto se logra cortando la corteza del árbol a la vuelta redonda para evitar que siga absorbiendo nutrientes y de esta manera hacer espacio a otro tipo de siembra.

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Carlos haciendo espacio para sembrar. Foto: Alejandro Rodz. Rojas

UN CHAPUZÓN NECESARIO

Luego de largas horas de trabajo bajo el sol, nos dirigimos hacia el Río Prieto, cerca de la finca.  Allí nos refrescamos en la charca Las Casimbas. Cerca de la poza había una pequeña fosa submarina en la cual algunos del grupo llegaron hasta el fondo y como prueba traían rocas. Además, el lugar contaba una chorrera natural de piedras, la cual formaba parte integral de la diversión. A diferencia de una playa, el agua en los ríos es extremadamente fría y el cuerpo de agua tiende a ser más pequeño debido al espacio. El mejor feeling después de tanto calor y trabajo, es refrescarte donde el agua es totalmente fresca.

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LA FOGATA

Gabriela y Erick nos cocinaron una deliciosa pizza made from scratch. Luego de la cena decidí echar una siesta, de la cual desperté el próximo día. Según me contaron luego, los que se quedaron despiertos hicieron una fogata y se sentaron alrededor a conversar un poco más sobre lo que significaba la agroecología para cada uno de los participantes de este pequeño debate. Para Carlos, por ejemplo, esta práctica consiste en utilizar únicamente elementos y componentes de la naturaleza para sus cosechas. Emilio, otro de los voluntarios, entiende que se pueden utilizar algunas cosas creadas por el humano (como recortadoras de mano o trimmers) para facilitar el proceso del mantenimiento de la finca.

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Alrededor de la fogata compartieron opiniones sobre el significado de la agro ecología. Foto: Alejandro Rodz. Rojas

PICO MONTOSO

La finca agroecológica Pico Montoso, en Maricao, era nuestro próximo lugar de trabajo. Contrario a la primera finca, en esta había una pequeña casita donde había baño, Internet para poder comunicarnos y otras comodidades para quienes las extrañamos. En esta finca aprendimos que el humus de gusanos son residuos de alimentos a los cuales le echaban lombrices para acelerar la descomposición de estos. La melaza de la caña de azúcar y el humus de gusanos son fertilizantes completamente naturales debido a su alto contenido de nutrientes.  En esta finca volvimos a crear bancos para la siembra de yautía, aprendimos a cosechar batatas y su semilla para resembrarla. Excavar y encontrar de repente una batata me llenaba de emoción porque era la primera vez que cosechaba un tubérculo. También encontramos culebras, las cuales forman parte de lo que es una finca agroecológica.

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La melaza y el humus de gusanos son fertilizantes completamente naturales. Foto: Alejandro Rodz. Rojas

SALTO CURET

Cuando terminamos de trabajar en la finca Pico Montoso visitamos el Salto Curet. Caminamos media hora, pero el destino hacía que la caminata valiera la pena. El lugar es extremadamente hermoso, con una cascada por la que bajaba el agua a temperatura ambiente. Curiosamente, el charco tenía agua sumamente fría, a pesar de que la catarata era más tibia.

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LA TORRE DE PIEDRA

Como nuestra gira era solo de tres días, nuestra experiencia terminaba aquí. Nos despedimos con gran tristeza porque nuestra aventura culminaba, pero muy agradecidos por el conocimiento adquirido. De regreso y antes de llegar al expreso, que nos llevaría a nuestro hogar, nos detuvimos en La Torre de Piedra en Maricao.  Decidimos bajarnos del auto y subir a la torre; al llegar arriba no pudimos evitar estar en silencio mientras contemplabamos el paisaje y los tres nos despedíamos de tan mágnifica experiencia.

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La torre de piedra es una edificación histórica construida hace más de medio siglo. Foto: Xaimara Rolón


PRÁCTICAS DE TURISMO CONSCIENTE:

1. Aprender sobre los procesos de siembra agro ecológica.

2. Adentrarse en el entorno natural y apreciarlo al máximo.

3. Disfrutar del recurso agua sin contaminarlo.

4. Compartir los conocimientos adquiridos para crear consciencia ecológica.

5. Apreciar el entorno sin contaminación lumínica.