Por el staff de Quehagoconlosnenes.com-1 wm

El Viejo San Juan siempre nos presenta diversas aventuras. Volar chiringas, visitar los castillos y recorrer los callejones de la ciudad amurallada son actividades geniales. Pero si quieres explorar algo diferente, te recomiendo nuestra aventura hacia Cataño.

Antes de partir de casa, cada nene hurgó en sus respectivas alcancías y rescataron cuatro pesetas. Desde que nos montamos en el carro fuimos repasando lo que sabíamos de la lancha de Cataño y del mar. Al llegar al Muelle 4 cada niño se acercó a la cajera y pagó su viaje- 50 centavos ida y 50 centavos vuelta. Ya en la sala de espera, comenzamos a admirar el paisaje y a anticipar lo que haríamos luego de abordar la lancha. El promedio de espera es de 15 a 30 minutos.

2 wmAl abordar la embarcación nos recibieron empleados de la Autoridad de Transporte Marítimo súper amables que contestaron nuestras preguntas y fueron muy pacientes con los chicos. Cada niño se acomodó con su patineta al lado de una ventana y comenzamos la travesía. Los nenes pensaban que se estaban yendo de viaje a otro país. Ver el puerto de San Juan a través de los inocentes ojos de los chicos fue increíble. El mar estaba muy tranquilo así que pudimos disfrutar sin ningún inconveniente.

Al llegar al muelle de Cataño tomamos una derecha y comenzamos a caminar por el paseo tablado, que por cierto está muy limpio, seguro y bonito. Luego de unos breves minutos llegamos a un parquecito súper acogedor. El mismo contaba 4 wmcon hamacas, cúpulas para escalar y un columpio, entre otras amenidades. Luego de jugar un rato continuamos nuestro recorrido hasta el área de los chorritos. Fue bien divertido ver a un grupo de nenes jugando con bombas de agua y correteando entre los chorros. Mis hijos querían llegar a la pirámide rosada así que continuamos nuestro camino. No sin antes admirar a pescadores, a un hombre trepado en una palma cortando cocos y a una familia apostada bajo un árbol descansando. Yo fui preparada con termo con agua y meriendas, pero si no llevas nada, hay varias tienditas y quioscos en donde puedes hacer tus compras. Los chicos descansaron sentados en unos de los muelles y aprovecharon para inventar historias de piratas.

Al cabo de un rato, se montaron en sus patinetas y volvimos al terminal. Solo esperamos unos minutos por la lancha. Aprovechamos para observar a Viejo San Juan desde los lejos y charlar un poco con unos turistas que venían muy contentos del recorrido de la fábrica de Bacardí. Nuevamente el personal de la lancha fue amable y gentil con los pasajeros. Al arribar a nuestro destino, el muelle de Viejo San Juan, caminamos unos bloques para refrescarnos con una paleta de jugos tropicales.   Fue una tarde mágica, sin electrónicos ni ruido. Mis nenes y yo pudimos hablar, reirnos y descubrir juntos a nuestro bello Puerto Rico. A veces se nos olvida, que nuestros nenes lo que necesitan es un poco de nuestra atención. No hace falta gastar mucho dinero, ni tener grandes cosas para lograr esa conexión y crear memorias que nos transforman.

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