La pandemia, la guerra, las vacunas, los desastres naturales, el suicidios, los asesinatos a plena luz del día, los problemas políticos, la deuda del país.  ¿Es necesario que los nenes estén al tanto de todo lo que pasa? ¿Es necesario saturarlos con información que no tienen capacidad de entender?

La nota de Facebook se titulaba “TMI (Too Much Information) Alert”.  En ella la madre explicaba como su pequeño Emilio de 7 años, estaba totalmente preocupado con la posibilidad de un terremoto y/o un tsunami. La mayor preocupación de Emilio eran Tito, su gato, y su osito de peluche. A diferencia de cuando los que hoy somos adultos crecíamos que la información no estaba accesible de forma inmediata, hoy los niños se enteran de todo. 

Esto fue en la fecha en que ocurrió el terremoto y tsunami en Japón, las imágenes estaban en todos lados a solo minutos y horas de suceder este grave desastre.  Emilio, al igual que muchos niños, había sido saturado de información la cual no tiene la capacidad de analizar debido a su corta edad. Su mamá preocupada por el exceso de información, nos urgía a otros padres a evaluar el si era necesario exponerlos a tanta información y a asegurarles que si tenemos un plan de emergencia todos estaremos un poco más tranquilos, en el caso de una eventualidad.

El exceso de información y la falta de comprensión de los nenes se manifiestan de diferentes formas, entre ellas ansiedad y confusión.  Otra madre recuerda: “en el caso del AH1N1 cuando mis hijos me preguntaban por qué no los había vacunado“.  Tan reciente como en los pasados años, cuando en plena pandemia por el COVID, a los niños les ha tocado ver los anuncios en los medios, el internet y las vallas que hacían el tema omnipresente.  O en las campañas por el tema del dengue, nos cuenta una mamá que recuerda cuando en un evento de proliferación del dengue:

"vi a nuestro gato Bombón correr despavorido un sábado en la tarde por la cocina para esconderse. Detrás iba mi hijo Lino con un pote de repelente rociando al pobre gato, ya que temía que a su mascota le diera dengue".

 Al igual que Emilio, Lino no estaba capacitado para comprender la complejidad de información e imágenes que se bombardeaban sin piedad a cualquier hora del día.  Ciertamente la función de los medios de comunicación es informarnos, pero el exceso de esta puede confundirnos o inquietarnos. 

La sicóloga, Mirelsa Modestti, recomienda como una buena práctica el limitarse a leer o escuchar noticias sobre el suceso una vez por día.

"Cuando ocurren desastres naturales, es importante estar informado, pero también hay que aprender a protegerse del trauma vicario, que es como se llama el trauma que se recibe cuando uno es testigo, ve imágenes o escucha relatos de personas que han sufrido situaciones traumáticas o de violencia extrema”. 

De igual forma la sicóloga aconseja que se les debe ofrecer a los niños información general, de acuerdo a su edad y capacidad de comprensión, evitando los detalles morbosos, y luego limitarse a contestar sus preguntas sobre los sucesos. Es importante evitar que vean vídeos dramáticos, pues las imágenes se quedan en su mente y pueden ser causa de ansiedad, pesadillas e insomnio.

"Para aquellos padres que tenemos adolescentes (por tanto con acceso a la información de forma rápida) es importante sentarse a discutir con ellos lo sucedido y contestar las preguntas o inquietudes que ellos puedan tener.  Aunque tienen mayor capacidad para comprender fenómenos y desastres naturales, todavía no son adultos y pueden impresionarse".

En mi búsqueda de información me topé con READY, página socia de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA por sus siglas en inglés) y el de National Child Traumatic Stress Network ofrecen muy buena información sobre cómo prepararnos ante un desastre y consejos para manejar la ansiedad entre los más pequeños, sin asustarnos.

Como padres, y adultos cuidadores, debemos estar preparados ante  cualquier eventualidad para asegurar principalmente el bienestar emocional de nuestros hijos.  En Puerto Rico -y por nuestra ubicación geográfica- estamos expuestos a huracanes, inundaciones, terremotos y tsunami, entre otros desastres naturales, a esto se suman las tragedias mundiales como la Pandemia vivida recientemente, que aún nos afecta, y ahora temas tan pesados y dolorosos como una Guerra. 

Debemos buscar la oportunidad adecuada para discutir con ellos lo que haríamos en el caso de una eventualidad como alguna de estas pero sin inquietarlos innecesariamente con exceso de información.

¿Esta información te parece importante? Otros padres podrían sacarle provecho, ¡compártela!

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