Un día corriente pero no tan común durante el verano de 1996, estaba viendo televisión mañanera junto a mi hermana Kristina (q.e.p.d) y unos cuantos más en una sala de espera del hospital MD Anderson en Houston. Esto fue mientras acompañaba a Kris a una cita médica en dicha clínica de cáncer. Entre ansiedad y aburrimiento, todos los que allí estábamos fuimos hechizados por un reportaje que emergió en pantalla sobre el escritor Robert Fulghum, autor del libro “All I Really Need to Know I Learned in Kindergarten” (Todo lo que realmente necesito saber lo aprendí en párvulos).

¿Te has dado cuenta que un buen vendedor siempre intenta desarrollar una relación positiva con su cliente antes de hacer la venta? Claro está, si el cliente piensa que el vendedor es agradable y tienen intereses en común, le será más fácil vender su producto. Lo mismo aplica a la crianza de nuestros hijos. En la medida en que cultivemos una relación positiva con ellos, se nos hará más fácil influenciarlos y guiarlos por el camino correcto. Una de las maneras en la que podemos cultivar esta relación es invirtiendo tiempo para divertirnos en familia.